Es muy difícil poder explicar con palabras lo que ocurre con el cuerpo cuando existe una contracción del útero. Para entenderlo con mayor facilidad primero debes saber que el útero (el órgano que aloja a tu bebé), está compuesto en su gran mayoría de músculo. Este tejido muscular tiene la característica de contraerse, como cualquier otro músculo de nuestro cuerpo. Sin embargo, la diferencia entre el músculo de nuestros brazos y piernas, con respecto al del útero, es que en este último órgano las contracciones no las podemos controlar. Regresando al tema de hoy, ¿recuerdas cómo se pone tu brazo cuando lo “pones duro”?, de la misma manera se pone el útero ante una contracción. Por ello, la primera manera de identificar una contracción uterina es que cuando toques tu barriguita vas a sentir que tu útero está “duro”.

Esta “dureza” en el útero generalmente viene precedida de un dolor a nivel de pelvis baja, de caderas y de espalda. El tiempo aproximado que suelen durar estas contracciones es entre 10 a 30 segundos. Y dependiendo de la intensidad de la contracción, van a existir leves, moderadas e intensas. ¿Cómo saber cuál tienes? Muy fácil, si la contracción no te permite caminar, muy probablemente sean o moderadas o intensas. De ser así, hay la posibilidad que estés iniciado un trabajo de parto.

¿A partir de cuándo puedes sentir contracciones? En la mayoría de embarazos desde las 26 semanas, puede sentir contracciones de intensidad leve y de orden esporádico, pero nunca continuas y que se incrementen de intensidad. El mejor tip que podemos darte, es siempre anotar el momento (hora) de la contracción, su duración y practicar tu respiración cada vez que tienes una. Si notas que son muy seguidas, duran más de 1 hora o que la intensidad es muy alta, deberás acudir a una evaluación ginecológica para descartar que no estés en trabajo de parto.

Tranquila, lo estás haciendo bien, inhala y exhala, estamos para ayudarte.